En el vasto panorama de la literatura contemporánea, «La forastera» de Olga Merino emerge como una obra que trasciende el género para explorar las profundidades de la mente humana y sus oscuros rincones. Desde una perspectiva criminológica, este libro ofrece una rica trama que mezcla el misterio y el análisis psicológico de sus personajes.
La historia sigue a Angie, una mujer marcada por un pasado tumultuoso que la lleva a retirarse a una aldea en el sur de España. Su vida solitaria y aislada se ve interrumpida por el descubrimiento del cuerpo ahorcado del terrateniente más poderoso de la comarca. Este suceso desencadena una serie de eventos que obligan a Angie a enfrentarse a secretos familiares enterrados y a la toxicidad de su entorno.
Elementos Criminales
- Aislamiento y Melancolía: La novela explora cómo el aislamiento geográfico y emocional puede influir en el comportamiento humano. La aldea, con su atmósfera opresiva y sus personajes enigmáticos, actúa casi como un personaje en sí mismo, envolviendo a sus habitantes en un manto de secretos y desconfianza.
- Crimen y Castigo: El suicidio del terrateniente abre una investigación no oficial por parte de Angie, que revela las tensiones y enemistades subyacentes en la comunidad. La autora utiliza este punto de partida para explorar cómo los crímenes no resueltos y los actos de violencia afectan a una comunidad pequeña y cerrada.
- Herencia y Venganza: Merino teje una compleja red de relaciones familiares y conflictos heredados que llevan a actos de venganza y retribución. La violencia y el crimen se presentan como respuestas a antiguas injusticias, reflejando la idea de que el pasado nunca está realmente muerto.
- El Papel de la Naturaleza: Los nogales que rodean la aldea, conocidos por segregar una sustancia venenosa, simbolizan la corrupción y la decadencia que permea la vida de los personajes. Este elemento natural se convierte en una metáfora de los efectos insidiosos de los secretos y la represión.
Olga Merino ha sido reconocida por su habilidad para capturar la esencia de sus personajes y el entorno en el que habitan. «La forastera» ha recibido elogios críticos y ha sido galardonada con varios premios literarios, destacándose el Premio Vargas Llosa NH por su cuento «Las normas son las normas» en 2006, lo que refuerza su prestigio y la calidad de su narrativa.
La idea de un entorno que contribuye a la decadencia y al crimen, como se explora en «La forastera», puede ser comprendida a través del concepto de «paisaje criminal». Este término se refiere a lugares que, debido a su geografía, historia y aislamiento, se convierten en escenarios propicios para actividades delictivas. Un caso histórico que ilustra perfectamente este concepto es el de la familia Bender, conocida como los «Bloody Benders» de Kansas.
La Familia Bender: Un Paisaje Criminal en el Kansas del Siglo XIX
En la década de 1870, la familia Bender se estableció en una cabaña aislada en el condado de Labette, Kansas. Su hogar, situado en una región rural y poco transitada, se encontraba en la ruta de muchos viajeros que cruzaban el estado. La familia, compuesta por John Bender, su esposa Elvira, y sus hijos John Jr. y Kate, construyó una pequeña posada y tienda de comestibles donde ofrecían alojamiento y provisiones a los viajeros.
Sin embargo, detrás de esta fachada hospitalaria se escondía una familia de asesinos en serie. Los Bender atraían a los viajeros a su hogar, donde los asesinaban y robaban. Las víctimas, mayormente viajeros solitarios o familias que llevaban consigo todas sus pertenencias, eran golpeadas en la cabeza y luego degolladas. Sus cuerpos eran enterrados en la propiedad de los Bender.
El entorno rural y aislado de la cabaña de los Bender facilitó sus crímenes durante años. La falta de comunicación rápida y la escasa presencia de la ley en esa región permitieron que los asesinatos continuaran sin ser descubiertos. Además, la movilidad de los viajeros y la dificultad para rastrear su paradero hicieron que muchas desapariciones no fueran investigadas de inmediato.
La historia de los Bender salió a la luz en 1873, cuando varios cuerpos fueron descubiertos en su propiedad. La familia Bender huyó antes de ser capturada, y aunque hubo muchos rumores y supuestos avistamientos, nunca fueron encontrados. Este caso dejó una marca indeleble en la historia criminal de Estados Unidos y ejemplificó cómo un entorno puede influir en la perpetración y encubrimiento de crímenes.
El Entorno y la Criminalidad en «La forastera»
Similar al caso de los Bender, en «La forastera» de Olga Merino, el entorno rural de la aldea contribuye a la decadencia y al crimen. Los nogales que rodean la aldea, segregando una sustancia venenosa, simbolizan la corrupción y la toxicidad del lugar. El aislamiento geográfico crea un caldo de cultivo para los secretos familiares y las tensiones no resueltas, que eventualmente estallan en actos de violencia y muerte.
La novela refleja cómo la geografía y el entorno pueden convertirse en personajes por derecho propio, moldeando las acciones y destinos de los protagonistas. En la aldea de Angie, la naturaleza y el aislamiento actúan como catalizadores de la melancolía, el desespero y el crimen, tal como ocurrió con los Bender en Kansas. Estos lugares, alejados de la vigilancia y la intervención rápida de la ley, permiten que las oscuras facetas del comportamiento humano se desarrollen con menos obstáculos, dando lugar a historias de terror y criminalidad que, aunque excepcionales, encuentran eco en la realidad histórica.
La familia Bender y la aldea de «La forastera» nos recuerdan que, en ciertos contextos, el entorno puede tener un impacto profundo en la decadencia moral y el crimen, haciendo del paisaje no solo un telón de fondo, sino un participante activo en la narrativa del horror.
En conclusión, «La forastera» es una novela que no solo proporciona una lectura intrigante sino que también invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana, el impacto del entorno y la inevitable influencia del pasado. Olga Merino ha creado una obra maestra de suspense psicológico que resonará con los lectores mucho después de haber pasado la última página.