Jimena Tierra participa en el Encuentro entre Cultura, Ciencias jurídicas y Humanidades de la Universidad Europea

El pasado 23 de abril, tuvo lugar el II Encuentro entre Cultura, Ciencias jurídicas y Humanidades en el Círculo de Bellas Artes de Madrid moderado por Enrique Garza Grau, Abogado, escritor y Vicedecano del área de Derecho y Criminología de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Europea de Madrid, con la intervención de Cristina López Barrio, Ganadora del premio Azorín 2024 y Finalista Premio Planeta 2017, Diego García Paz, Letrado jefe del Servicio Jurídico de Civil y Penal de la Comunidad de Madrid y filósofo, Luis Núñez Boluda, Notario de Madrid e Historiador, Laura Jiménez Gutiérrez (Jimena Tierra), Abogada, Escritora y Editora y Rubén Herrero Giménez, Abogado, Músico y Profesor de la Universidad Europea. Un evento fascinante que reunió a más de doscientos asistentes, con la especial presencia de la rectora de la Universidad Europea, Dª Elena Gazapo.

Durante el evento, se plantearon preguntas provocativas como ¿cuál es el vínculo entre la literatura y el derecho? y ¿es la literatura esencial en las diversas disciplinas académicas? Estos interrogantes fueron el punto de partida para un debate enriquecedor y ameno, que culminó con éxito las celebraciones del Día del Libro. Los ponentes compartieron sus perspectivas y experiencias, ilustrando cómo la intersección de la cultura, las humanidades y las ciencias jurídicas puede enriquecer tanto la práctica legal como la comprensión académica, generando un diálogo fascinante y constructivo entre las disciplinas.

La literatura desempeña un papel fundamental en el ámbito del derecho, no solo como herramienta educativa, sino también como medio para fomentar una mayor empatía y comprensión en los profesionales del derecho. En el evento, los panelistas discutieron cómo las narrativas literarias ofrecen una ventana única hacia las complejidades humanas, las luchas éticas y los dilemas morales que a menudo se encuentran en el corazón de los casos legales. Además, argumentaron que la literatura puede ser un vehículo para explorar las implicaciones sociales y personales de las leyes, permitiendo a los juristas ver más allá de los textos legales y considerar el impacto humano de sus decisiones. Esta interacción entre literatura y derecho no solo enriquece la formación de los profesionales, sino que también ayuda a construir un marco jurídico más holístico y compasivo.

Además, durante las jornadas, se resaltó la importancia de la literatura para desarrollar habilidades críticas y analíticas en los estudiantes y profesionales del derecho. A través del estudio de grandes obras literarias, los futuros abogados y jueces pueden aprender a argumentar con mayor efectividad y a interpretar complejas situaciones humanas, habilidades indispensables en el ejercicio de la abogacía. La literatura, con su rica diversidad de contextos y personajes, ofrece ejemplos prácticos y teóricos que pueden ser aplicados en el análisis y la resolución de conflictos legales. Por tanto, el evento no solo celebró la intersección de estas disciplinas durante el Día del Libro, sino que también subrayó cómo la integración de la literatura en la educación jurídica es esencial para formar profesionales más completos y sensibles a las realidades humanas que sus decisiones afectarán.
La confluencia de literatura y derecho es más que un mero cruce académico; es un enriquecimiento mutuo que potencia la comprensión y la implementación del derecho con una profundidad emocional y ética significativa. En el encuentro en el Círculo de Bellas Artes, los expertos concluyeron que el acercamiento a las obras literarias no sólo prepara a los profesionales para manejar mejor los aspectos técnicos de la ley, sino que también cultiva una apreciación más rica de la condición humana, que es fundamental en la aplicación de la justicia. Este diálogo entre campos, tan necesario en tiempos de cambios sociales rápidos y complejidades legales en aumento, refuerza la idea de que la justicia, en su máxima expresión, debe ser una práctica compasiva y profundamente informada por la narrativa humana, asegurando que la ley no solo sea administrada, sino también vivida y sentida en sus múltiples dimensiones humanísticas.

“Leemos sobre crímenes para comprender a sus autores.
Yo escribo sobre criminales para conocerlos”.

Jimena Tierra, escritora
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