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La literatura tiene el poder de sumergirnos en realidades paralelas que, aunque ficticias, reflejan con precisión aspectos de la naturaleza humana que son de interés criminológico. «Misery» de Stephen King se erige como un estudio de caso fascinante al delinear la compleja relación entre víctima y victimario a través de los personajes de Paul Sheldon y Annie Wilkes. Este análisis buscará profundizar en sus perfiles psicológicos, comparándolos con teorías criminológicas reales y utilizando textos literales de la obra para ilustrar estas analogías.
Desde la perspectiva de la víctima, Paul Sheldon, un exitoso novelista, se encuentra súbitamente en un escenario de captura tras un accidente automovilístico. Annie Wilkes, la mujer que lo rescata y posteriormente se convierte en su captora, encarna la figura del victimario. La relación entre ambos personajes proporciona un rico terreno para explorar desde la criminalística y la psicología forense.
El perfil de la víctima: Paul Sheldon
La vulnerabilidad de Sheldon es multifacética: física, emocional y psicológica. Atrapado y debilitado, su dependencia de Wilkes para el alivio del dolor y la supervivencia básica lo coloca en una posición de sumisión involuntaria:
«Entonces surgió una boca unida a la suya, una boca inequívocamente de mujer a pesar de sus labios duros y secos, y el aire de la boca de esa mujer sopló sobre la suya y atravesó su garganta inflándole los pulmones» (King, «Misery»).
Esta descripción no solo resalta su estado vulnerable sino que también subraya la invasión física y emocional que sufre a manos de Wilkes, un elemento común en las dinámicas de poder entre victimario y víctima en crímenes reales de secuestro y cautiverio.
El perfil del victimario: Annie Wilkes
Wilkes exhibe características de varios trastornos psicológicos, incluyendo el trastorno obsesivo-compulsivo y rasgos de personalidad antisocial y narcisista. Su obsesión con Sheldon y su obra, combinada con su propensión a la violencia, la posiciona como una estudiosa de criminología que ejemplifica el arquetipo del «stalker»:
«Ella era una mujer corpulenta que, aparte el abultado pecho, voluminoso pero inhóspito, que cubría una rebeca gris, parecía carecer de toda curva femenina» (King, «Misery»).
Este fragmento refleja la despersonalización con la que Wilkes trata a Sheldon, no como a un ser humano sino como a un objeto que se puede controlar y manipular. En la criminología, este comportamiento es típicamente analizado bajo la lupa de la teoría de la desviación y el control social, donde la pérdida de empatía hacia la víctima permite al victimario justificar sus acciones.
El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición) es una herramienta utilizada por profesionales de la salud mental para diagnosticar trastornos psicológicos. Aunque no ofrece perfiles de personalidad específicos para personajes de ficción como Annie Wilkes de «Misery», podemos utilizar su descripción de trastornos de la personalidad para entender mejor sus comportamientos.
Annie Wilkes muestra características que podrían asociarse con varios trastornos de la personalidad descritos en el DSM-5, tales como:
- Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo (OCPD): Este trastorno se caracteriza por una preocupación con el orden, el perfeccionismo y el control sobre uno mismo y los demás, a expensas de la flexibilidad, la apertura y la eficiencia. Annie muestra esta tendencia a través de su necesidad de controlar cada aspecto de la vida de Paul Sheldon y su reacción desproporcionada cuando las cosas no siguen su plan meticulosamente establecido.
- Trastorno de Personalidad Antisocial (ASPD): Las personas con este trastorno a menudo desprecian y violan los derechos de los demás sin mostrar remordimiento por sus acciones. Annie Wilkes muestra rasgos de este trastorno, como su falta de empatía hacia el sufrimiento de Paul y su disposición a infligir dolor y sufrimiento para lograr sus propios fines.
- Trastorno de Personalidad Narcisista: Este trastorno incluye síntomas como un sentido grandioso de importancia, una necesidad de admiración excesiva y una falta de empatía. Annie podría exhibir rasgos narcisistas en la forma en que ella se ve a sí misma como la salvadora de Paul y espera que él cumpla con sus demandas y caprichos, lo cual refleja su necesidad de admiración y relevancia en la vida de su víctima.
Similitudes y diferencias con la realidad criminal
Comparativamente, la interacción entre Sheldon y Wilkes refleja casos reales de secuestro y cautiverio prolongado, donde el control y la manipulación son ejes centrales. Sin embargo, a diferencia de muchos escenarios de true crime, donde la captura y el abuso pueden tener motivaciones sexuales o financieras, Wilkes está motivada por una obsesión emocional y psicológica, un detalle que King explora con maestría para destacar la complejidad de sus personajes.
La historia de «Misery», donde Annie Wilkes secuestra a Paul Sheldon y lo mantiene cautivo para controlar su escritura, es una ficción impactante que, lamentablemente, encuentra paralelos en algunos casos reales de secuestro y cautiverio prolongado. Aunque la obra de Stephen King es puramente ficticia, su exploración de la manipulación y el control extremo refleja aspectos de crímenes reales que han capturado la atención pública por su brutalidad y la psicopatología subyacente de los perpetradores.
Uno de los casos más notorios y comparables en la realidad es el de Ariel Castro en Cleveland, Ohio. Castro secuestró a tres mujeres —Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesus— en momentos diferentes entre 2002 y 2004. Las mantuvo cautivas en su casa durante aproximadamente una década. Durante este tiempo, las mujeres fueron sometidas a torturas físicas, psicológicas y sexuales extremas, encerradas en condiciones inhumanas y manipuladas para permanecer bajo su control, similar a la manipulación y el control ejercidos por Annie Wilkes sobre Paul Sheldon.
Conclusión
«Misery» no solo ofrece un relato apasionante sino que también sirve como una pieza de estudio sobre la psicología del crimen. La obra de King nos permite entender cómo la ficción puede ser un reflejo de la realidad, proporcionando insights sobre la psique humana y los extremos a los que puede llegar. Al analizar estos personajes a través de una lente criminológica, podemos apreciar aún más la profundidad y precisión con la que King aborda temas de control, poder, y locura. Este enfoque no solo enriquece nuestra lectura de la novela sino que también amplía nuestra comprensión de comportamientos criminales complejos en la vida real.